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Greenlee: “ Goni estaba contra las cuerdas ”

Nota de prensa que salio publicada en el periodico Pagina Siete el dia domingo 25 de marzo de 2018 en la seccion Ideas en las paginas 2 y 3

“Esto no era el golpe usual en Bolivia. Era mucho más profundo y amplio. Era una corriente revolucionaria”, afirma el exembajador de EEUU.

Gonzalo Mendieta Romero Abogado

Traducción e introducción Gonzalo Mendieta Romero. Primera parte

Hace poco se mencionó a David Greenlee (DG) por el juicio que se sigue al expresidente Sánchez de Lozada y a su ministro Sánchez Berzaín en Estados Unidos por los hechos de octubre de 2003. DG estuvo en Bolivia en los años 60, en el Cuerpo de Paz; en los 70 (i.e. en el golpe de Natusch) como oficial político de su embajada; en los años 80, como segundo de su embajada; y finalmente entre 2002 y 2006, como embajador ante los presidentes Sánchez de Lozada, Mesa, Rodríguez Veltzé y Morales.


David Greenlee, ex embajador de Estados Unidos en Bolivia
En enero de 2007, DG fue entrevistado en inglés por el Sr. Stuart Kennedy para el proyecto de historia oral de la Association for Diplomatic Studies and Training. Allí DG reseña su carrera diplomática. Esa entrevista también se encuentra en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

Desde que descubrí esta entrevista, me fue imposible no rumiar su valor histórico para Bolivia, proveniente de un observador retirado, confiado a un entrevistador con el que los empaques diplomáticos son innecesarios. Sus palabras son a menudo crudas y seríamos ingenuos si no cernimos lo que dice, sobre todo cuando afloran sus filias y fobias.

He recopilado lo relevante que DG dice sobre Bolivia. Lo he traducido (a veces con comillas, otras con contexto) para preservar su sentido. También he clasificado, para que puedan leerse de un tirón, sus juicios sobre personalidades o el carácter del país. La perspectiva de DG requiere, por supuesto, contrastarse con la de otros actores, y completarse con otras fuentes, percepciones y un examen de las circunstancias.

Esta primera parte abarca desde que llegó como embajador (enero de 2002) hasta el inicio del gobierno de Carlos Mesa. Se notan sus ríspidas relaciones con éste y con Evo, y su afinidad con Sánchez de Lozada. DG pensó al inicio que lo que vivió en 2003 eran turbulencias propias de Bolivia, para luego admitir que: “Esto no era el golpe usual en Bolivia. Era mucho más profundo y amplio que eso. (…) Era una corriente revolucionaria.”

Bolivianos suplicando

Para DG las relaciones con Bolivia fueron “siempre buenas, pero muy asimétricas”. Los Estados Unidos eran el mayor donante de Bolivia: “hasta que Evo Morales fue elegido presidente… Estados Unidos era siempre cortejado, con un trato deferente.”

“Los bolivianos tenían el mal hábito de ser suplicantes y nosotros estábamos en la posición, una abierta posición arrogante de retacear nuestra ayuda. Los bolivianos querían nuestra ayuda sin condiciones. Nosotros queríamos que (la ayuda) tuviera… un fin de desarrollo o un propósito antidrogas. Los bolivianos resentían el énfasis en las drogas. Lo veían como una problema de Estados Unidos”.

Contra las cuerdas

Cuando llegó a La Paz nuevamente, “el presidente Sánchez de Lozada estaba contra las cuerdas. El factor ‘Morales’ en las elecciones de 2002 fue inesperado, pues tenía apoyo más allá del Chapare.” “Goni estaba atado porque necesitaba cubrir un déficit fiscal, en parte porque había seguido la recomendación del FMI de reformar el sistema de pensiones” (en su primera presidencia). “A lo largo de su presidencia, cuando yo hablaba con él, se quejaba de eso. (…) en noviembre de 2002, cuando yo estaba aún en Paraguay, Sánchez de Lozada fue a Washington a pedir ayuda. Tenía 150 millones de dólares en mente. (Pero) Washington no funciona así. Bolivia no es Irak o Israel”. “Incluso después de un pedido directo al presidente Bush (hijo), Goni retornó con las manos vacías”.
Mineros y manifestantes en la plaza San Francisco en Octubre de 2003

Cuando DG presentó sus cartas credenciales a Sánchez de Lozada, éste le dijo: “Me han dicho que su español es mejor que el mío” (…) “al menos en cuanto al acento se refiere, era cierto”.

Vender gas a Estados Unidos

DG se reunió con Goni y con su canciller, Carlos Saavedra. De éste dice que era un “político efectivo y creo, un ministro de relaciones exteriores capaz.”

Goni le exhibió su deseo de vender gas a Estados Unidos como su principal objetivo: “puedo caer tratando. Pero esto es lo que mi país necesita y es lo que quiero hacer”.

La “solidaridad” del Perú: Bolivia no piensa geopolíticamente

“Perú no quería que Bolivia acordara la salida de gas por Chile porque en el mejor de los casos quería hacer a Bolivia un socio de su propio proyecto de gas, pero, más cínicamente, para asegurarse de que Bolivia no emergiera como un competidor de gas. Perú también estaba detrás del mercado mexicano y estadounidense. Los peruanos lo vestían como ‘solidaridad’ con Bolivia, una palabra por la cual los bolivianos sienten debilidad. Goni no era ingenuo sobre esto, pero los bolivianos en general lo eran y lo son. No piensan geopolíticamente, aunque sus vecinos sí lo hacen”.

El FMI, febrero de 2003

“Algunos decían que el FMI urgía al presidente cortar el subsidio a la gasolina. Pero un funcionario del FMI me dijo que nunca lo sugirieron, sino que había que encontrar un modo de reducir el déficit fiscal que era del 9%”.

En febrero de 2003, por el incremento de impuestos fallido, la Policía entró en huelga, lo que –dice DG- no sorprendía a los bolivianos. “Muchos veían justificada la acción de la Policía (…) Creo que el Presidente creía que la Policía intentaba asesinarlo porque muchos disparos fueron dirigidos a su oficina. Puede que fuera cierto, pero pudo ser simplemente disparos al azar al edificio (…) El presidente tuvo que escapar por la parte trasera del Palacio”.

A Bolivia le dio una indigestión

Washington luego dio 10 millones de dólares para paliar la crisis fiscal y otros países aportaron más, según DG. “Sánchez de Lozada había tomado antes las medidas correctas (se refiere a su primer gobierno) para Bolivia, pero su manejo del tiempo fue errado. Lo que debió tomar un par de décadas fue comprimido en un par de años”. “En términos políticos, le dio a Bolivia una indigestión”.

El posible asesinato de Evo

En 2003, en un incidente nunca aclarado del todo, DG visitó al vicepresidente Carlos Mesa para transmitirle que “de acuerdo a muy buenas fuentes (de hecho, dice, más de una) alguna gente relacionada con Evo habría concluido que él no debía ser elegido presidente, cediendo el paso al más procubano Antonio Peredo” (su candidato vicepresidencial en 2002).

La información que tenía, relata DG, era que “Filemón Escóbar (entonces del MAS) sería asesinado para abrir camino a Peredo, del que no sabían claramente si era parte del complot”. DG sostiene que la política norteamericana era cumplir el “deber de advertir” para que no ocurriera como en los años 90, cuando supieron que la política haitiana Mireille Durocher podría ser asesinada y no actuaron, y el Gobierno norteamericano fue acremente criticado.

DG consultó a Washington. A través de un informe legal le instruyeron cumplir su deber de advertir.

Como no tenían ni querían contacto directo con Evo o Filemón, decidió acudir al vicepresidente Mesa.

Su primer error, dice, fue proveer la información por escrito y, segundo, dársela a Mesa porque él “era un periodista y un historiador de profesión, no una persona de discreción o confianza”. Cuenta que Mesa habló con Filemón Escóbar, quien habría reaccionado nervioso, diciendo: “lo sabía” y que quería protección.

Evo Morales, por su parte no lo creyó. Pensó que era un truco norteamericano y lo denunció públicamente. Mesa, “incómodo”, habló con la prensa y “divulgó el documento sin membrete, de una página que le habíamos dado”.

Octubre asoma

DG dice que alrededor de junio o julio oyeron que se planeaba para septiembre u octubre una marcha contra el proyecto de Goni de encontrar una vía para vender gas a Estados Unidos.

Evo y Felipe

El papel de Morales no estaba claro, aunque DG recuerda que “de hecho, en octubre, él se mantuvo retirado y no fue un factor de lo que ocurrió”. “Había otro líder campesino, Felipe Quispe, más radical en muchos sentidos que Evo Morales”.

DG relata que Quispe “fue protagonista de un abigeato en un área cercana a Pucarani, donde él (Quispe) envió a sus ejecutores, quienes localizaron a los autores, los torturaron y asesinaron.

Cuando esa gente de Quispe fue arrestada, Quispe organizó protestas y su gente fue liberada. Quispe demostró que aún tenía influencia”. El segundo incidente que relata es el de Sorata, “cuando Quispe organizó bloqueos y el gobierno quiso sacar de allí a un número de turistas bolivianos, extranjeros, incluyendo algunos estadounidenses”. DG sostiene también que Quispe emboscó a los escoltas policiales y un par fueron muertos.

Gas por Chile

DG pensó que la polémica sobre la salida del gas por Chile sería un componente más del debate boliviano. DG acompañó a una misión boliviana a París para una reunión con donantes, patrocinada por el Banco Mundial, para conseguir apoyo económico adicional.

Cuando DG volvió vía Brasil, Bolivia estaba en medio de los conflictos de octubre de 2003. DG se refiere a las muertes causadas por el convoy de gasolina que trataba de llegar a La Paz: “sus escoltas militares confrontaron gravemente con la gente protestando. Hubo indudablemente una falta de disciplina (militar) en el incidente”. “La violencia no fue entendida en el contexto de una insurrección popular, sino como una ‘masacre’ inducida por el Gobierno”.

Goni y Allende

DG habló varias veces con Goni esos días: “Era irónico que el modelo de un hombre de centroderecha como Sánchez de Lozada fuera Allende”. “Si me tengo que ir, será con los pies por delante”, le decía, “como Allende”.



La Iglesia

DG sostiene que la Iglesia Católica, “aunque internamente dividida”, se inclinó a favor de las protestas. “Había mucha gente honesta en las vigilias (contra Goni) pero otros las veían como instrumentos políticos puros (…) había mucha palabra difusa acerca de los derechos humanos, pero poca acerca de un gobierno constitucional; de sedición”.

“En cualquier caso, las tropas no eran bien disciplinadas. Su sobrerreacción a la onda inicial de protestas favoreció a la mano opositora”.

Carlos Mesa

“Mesa nunca fue parte del círculo más cercano de Sánchez de Lozada”. “Probablemente no fue consultado o supo de las acciones del presidente para quebrar o al menos controlar las protestas”.

Para DG, “el distanciamiento de Mesa del gobierno pudo incluir -aunque no lo puedo asegurar- un diálogo con la oposición”. Su decisión de mantenerse como Vicepresidente es calificada como “una posición política conveniente que podía dibujarse como una posición moral. También podía leerse como una traición”. (…) “Para la clase media e intelectual protestando, Mesa emergió como una alternativa segura a Goni. Era uno de ellos, después de todo”.

Reunión con el vicepresidente Mesa

DG fue a ver a Mesa. Le dijo que “lo que ocurría en las calles no era democracia, era caos”, que “si quería(n) librarse del presidente debían hacerlo por una vía constitucional como un impeachment”.



Cuando, dice DG, vio que no llegaba a ningún lado con esa línea de pensamiento, le dijo a Mesa: “Si ya no puede apoyar al Presidente, ¿por qué no renuncia?”. Éste era un “punto filosófico, no uno político”. DG añade que ciertamente no era algo que él decía por instrucción de su gobierno, aunque “sabía que era también la posición de alguna gente cercana a Goni”.

Cuando terminaron de hablar, supieron que había prensa afuera. DG le dijo a Mesa: “¿Usted llamó a la prensa?”. Mesa dijo que no y preguntó si DG lo había hecho. Al parecer un equipo de televisión había interceptado su tráfico de radio al ir a la casa de Mesa. Ambos entonces hablaron ante las cámaras “como si hubieran tenido una amable y constructiva conversación. No fue (una conversación) de esa clase, pero ambos actuamos nuestros roles”.

“Era una corriente revolucionaria”

DG dice que veía en “Mesa a un hombre que quería ser presidente y que sabía entonces que Sánchez de Lozada probablemente no iba a poder mantenerse”. Pero que independientemente de lo que Mesa hizo, DG se dio cuenta después de que Goni no podía mantenerse en la presidencia.

“Hicimos lo que pudimos para impedirlo (su caída). Yo estaba en contacto con Goni y su gente, y en contacto constante con Washington”. DG señala que en retrospectiva, estaba errado en una cuestión fundamental: “Esto no era el golpe usual en Bolivia. Era mucho más profundo y amplio que eso. Era una nueva fase para el país. Era una corriente revolucionaria”.

Jaime Paz

DG relata que Jaime Paz “lo impresionó en las últimas horas de la presidencia de Goni porque pudo haberse apartado. Parecía más interesado en el país que su futuro político. En eso me impactó como alguien diferente a Mesa”.

El final de Goni

Luego DG habló con Goni, pues escuchó rumores de que alrededor del mediodía del 19 de octubre (ciertamente un error, pues Goni dejó la presidencia el 17 de octubre) renunciaría.

DG le dijo que había oído que él, Sánchez de Lozada, se iba. Éste le contestó que “estaban escribiendo la carta (de renuncia) y viendo las condiciones, que diría que realmente esto era un golpe”. DG respondió: “señor Presidente, usted sabe que lo hemos apoyado y que queremos una solución que sea constitucional. Si usted pone en su carta que fue derrocado por un golpe, no podremos apoyar a Bolivia. Goni dijo: ‘lo pensaré’. Finalmente, retiró esa frase de su carta.” Meses después, Goni le dijo que pensaba que DG estaba en lo correcto, “pero que había sido víctima de un golpe y que Mesa había sido un pivote central en ello”.

Avión a Miami

Sánchez de Lozada le dijo que al dejar Bolivia en avión, “había hecho una cuestión de quedarse en Bolivia hasta que el acto final fuera completado” (Sánchez de Lozada dejó el país mientras Carlos Mesa juraba a la presidencia).

DG recibió una llamada de parte del Secretario de Estado, Colin Powell. Quería saber a qué hora llegaba el avión a Miami. Por su parte, DG realizó los esfuerzos para que “Goni fuera tratado a su llegada como el amigo de nuestro país que era”.

“Por favor, usted está hablando con el Presidente de Bolivia”

A la mañana siguiente, DG debía lidiar con Mesa después de su ácida conversación. DG llamó a Mesa. Fue el primer embajador en hacerlo: “quería reafirmarle el apoyo norteamericano a la democracia boliviana”, Y añade: “vamos adelante, hagamos que nuestra relación funcione”.

En 2003 el semanario Pulso era dirigido por Jorge Canelas. DG sostiene que Pulso contenía una nota sobre su reunión con Mesa “con un recuento muy sesgado a favor, desde el punto de vista de Mesa, de la acalorada discusión que tuvimos antes de la renuncia de Sánchez de Lozada. Habíamos estado solo cuatro en la sala, dos por lado. Me irritaba una versión de lo que había ocurrido saliera de ese modo, con Mesa descrito como un gran patriota enfrentándose al representante del ‘imperio’”.

“En una reunión se lo dije (a Mesa). Y que nadie de mi lado había filtrado nada a Pulso, y que estaba preocupado de que él, su asistente ejecutivo o alguien cercano a él lo hubiera hecho. Mesa reculó con disgusto y (me) dijo: por favor, usted está hablando con el Presidente de Bolivia”.

El juicio por genocidio

El propósito de esa reunión con el presidente Mesa no era el semanario Pulso, no obstante. Era el juicio contra Goni por genocidio: “Estados Unidos veían ese caso como ‘esencialmente político’”.

DG estaba preocupado porque “Mesa tenía un rol al promoverlo (el juicio) para sus propios fines”.

Mesa le dijo que no estaba detrás, que era un asunto del Poder Judicial. Para DG, empero, el principal jurista (el equivalente del Attorney General, dice, por lo que es difícil saber a quién se refiere) del equipo de Mesa estaba “claramente presionando a los fiscales en Sucre”. “La posición de Mesa pudo haber sido neutral, pero otra forma de leerla es que estaba en sus intereses ver a Sánchez de Lozada tratado como un criminal”. Más de Octubre Negro

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