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El hombre símbolo de la Guerra del Chaco

Nota de prensa que salio  publicada en el periodico Página Siete el día domingo 2 de Julio de 2017 en la Revista Miradas en las páginas 6,7,8 y 9

Gran parte de nuestra herencia política y cultural está cargada de posiciones ideológicas que marcaron hasta el día de hoy la forma de percibir nuestra historia

Freddy Zárate

Hasta el día de hoy se tiene una visión parcializada del "hombre símbolo”, como se solía llamar al político Daniel Salamanca (1868-1935), quien era un notable congresista y prueba de ello se encuentra plasmada en los cuatro volúmenes de sus Discursos parlamentarios. Pero la historia sociopolítica –postguerra del Chaco (1932-1935)– se inclinó en opacar la figura del presidente Salamanca atribuyéndole toda la responsabilidad político-militar de la mayor tragedia bélica que sufrió el pueblo boliviano.

El acto de poseción de Daniel Salamanca en 1931 en la plaza Murillo
Esta visión convencional puede ser puesta en entredicho si nos remontamos a la propia fundación de la República de Bolivia (1825) hasta el inicio de la contienda bélica con Paraguay (1932). En todo este largo periodo, la diplomacia de ambos países no logró solucionar pacíficamente los límites definitorios del Chaco.

Como preámbulo de la Guerra del Chaco está el incidente de Fortín Vanguardia (5 de diciembre de 1928), cuando el presidente Hernando Siles Reyes manifestó fervorosamente en la plaza Murillo de la ciudad de La Paz: "Soy enemigo de la guerra; pondré todos mis esfuerzos para evitarla, pero si a ella nos lleva el honor nacional, juro que iré con vosotros”.

El 6 de Agosto de 1931, al centro Daniel Salamanca, sentado a la extrema
derecha Franz Tamayo
De igual forma, se puede advertir las palabras de Daniel Salamanca en un discurso pronunciado en Cochabamba a raíz de los sucesos de Vanguardia: "Debemos defender el Chaco porque es nuestro, y es el patrimonio que nos legaron nuestros mayores; no para nosotros, hombres efímeros que mañana moriremos, sino para nuestros hijos, para nuestros nietos; para la Bolivia de siempre”.

Guerra de escritorio

Esto nos refleja el ambiente bélico que se fue anidando en ambos países. Al poco tiempo estalló la guerra más larga que sostuvo Bolivia a nivel internacional.

Terminada la contienda, se empezó a fraguar una visión dogmática de este periodo histórico.

En palabras de Augusto, el Chueco Céspedes, Daniel Salamanca cayó en "su absolutismo quechua” y manifestó fervorosamente: "Debemos pisar fuerte en el Chaco”. Según Céspedes, "la llegada de Salamanca a la presidencia significó para Paraguay un desafío. En cambio, los compatriotas del político boliviano seguían pensando en su debilidad física como signo de debilidad moral”.

El Chueco Céspedes agrega: "Salamanca creyó ser capaz de hacer una gran guerra desde su escritorio (…). La Rosca cargó de explosivos su megalomanía”.

Esta expresión "Rosca-minero-feudal” se fue haciendo común en el léxico de los años 40, con la finalidad de identificar a todos los adversarios del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), expresión utilizada profusamente por Augusto Céspedes y Carlos Montenegro.

"Un hombrecillo menudo”

Otro detractor de Salamanca es el escritor y político Tristán Marof, quien lo retrata como "un hombrecillo menudo, amargado y de color cetrino, con el reflejo mestizo bifacial. Su fisionomía sin expresión y sus ojos soslayados y fríos, no revelan en él ningún dinamismo ni inquietud.

Retrato de Daniel Salamanca
Sus 70 años sopesados y su vieja enfermedad dolorosa, han hecho de este anciano un ser irascible, lleno de mezquindades y rencoroso, arrebatado y guerrero, que reacciona a ráfagas contra todo lo que le circunda (…).

Su pobre contextura, sus miembros débiles, y su rostro interrogante, eternamente al vacío, guardan ritmo con su mentalidad retardada (…). Pero esa mentalidad roñosa y con telarañas, es precisamente la que utilizan los empresarios yanquis para tener un sirviente”.

Para Marof, el "hombre símbolo” marcó el fin de la ideología liberal y de los aleteos del republicanismo genuino que representó al típico hombre del feudalismo, latifundista, abogado ladino, sofista consumado, enredador de pleitos y expedientes, y por último –asevera Marof– comerciante de agua de regadío en los valles de Cochabamba.

Estas dos visiones (Céspedes-Marof) tuvieron la finalidad instrumental de identificar a los antipatrias o enemigos de la nación y ellos eran los llamados a reconstruir la patria.

Todo este periodo está empecinado en forjar un profundo civismo con ribetes izquierdistas, donde los ideólogos del nacionalismo revolucionario formularon la exitosa tesis: "formación de la conciencia nacional”.

En el Chaco se agudizó un racismo

Según esta idea romántica, las arenas del Chaco lograron quitarles la venda de los ojos que hasta ese momento vivían los bolivianos. A partir de esa tragedia se empezó a pensar como nación.

También postularon la idea de que el infierno verde logró hermanar al sector mestizo, blanco e indígena que hasta esa época se desconocía mutuamente.

Sobre este último punto, la novela chaquística y los diarios de los excombatientes nos muestran una realidad diferente. En el Chaco se agudizó un racismo sistemático al sector indígena que puede ser resumida en una palabra: repete.

Toda esta prédica nacionalista revolucionaria desembocó con la toma del poder en abril de 1952 por el MNR. Desde de ese momento, la historiografía de Bolivia se fue ideologizando según la visión de los vencedores. Por eso no debe sorprendernos que hasta el día de hoy se tenga como máximos referentes de nuestra historia contemporánea al Chueco Céspedes, Carlos Montenegro, René Zavaleta y algunos otros.

La nefasta herencia de la revolución de 1952 nos refleja una visión parcializada de la historia, la cultura y la política.

Volviendo a la década de los años 30, en plena contienda bélica con Paraguay, los militares obligaron a Salamanca a dirimir del mando presidencial (del 5 de marzo de 1931 hasta el 27 de noviembre de 1934).

Después de un breve tiempo (17 de julio de 1935) la muerte sorprendió a Salamanca, quedando una gran cantidad de papeles en su archivo personal. De manera póstuma se llegó a publicar el folleto Apuntes para una teoría del valor (1939).

Pero el trabajo más ambicioso fue realizado por el historiador Eduardo Arze Quiroga, quien después de varios años de arduo trabajo logró ordenar y seleccionar minuciosamente toda la documentación dispersa de Salamanca, alcanzando a publicar en cuatro tomos el libro Documentos para una historia de la Guerra del Chaco (1951-1974).

La abundante documentación rescatada de los anaqueles y cajas de Salamanca trató de mostrar la otra cara del conflicto bélico, donde convergieron asuntos políticos, diplomáticos y económicos.

Una biografía

La idea de Arze Quiroga fue la de equilibrar las muchas posiciones interesadas donde se fueron consolidando visiones apresuradas y magnánimas de algunos episodios y personajes del Chaco.

Seis años más tarde, el escritor y político David Alvéstegui publicó en cuatro volúmenes la biografía titulada Salamanca (1957-1970). La extensa obra trató de mostrar una visión favorable de su vida y obra.

Estos intentos por salvar de la oscuridad al "hombre símbolo” y tener una visión imparcial de este periodo no lograron hasta el día de hoy cambiar las percepciones "cementadas” en el campo académico y universitario.

Dentro del archivo personal de Salamanca también se encontraron varios fragmentos o aforismos (ver recuadro), que según parece, el autor tenía la intención de publicarlos. Los adagios tienen una data a partir del año 1912 hasta 1926.

Para que este proyecto no quedara desechado, los hijos de Salamanca recopilaron los pensamientos del "hombre símbolo” y publicaron el libro Las dudas y las visiones del camino (Instituto gráfico Oliva de Vilanova, Barcelona, 1951).

En el prólogo del libro (firmado en Cochabamba, el 24 de junio de 1912), Daniel Salamanca explica cómo fueron concebidas sus distintas sentencias:

"En el camino de la vida, fui anotando aquí y allá, casi siempre en papeles sueltos y en tiempos muy diversos, alguna que otra observación nacida por punto general de mi experiencia y relativa a menudo a algún caso real (…). Pero no sólo del mundo nacieron los pensamientos, sino también del estado de mi alma y de las cuestiones que la preocuparon en el largo espacio de tiempo. Así se fue haciendo este trabajo en el curso del camino sin ánimo deliberado”.

Más abajo, Daniel Salamanca intuyó el oscuro destino que le deparaba la historia: "Como la noche se avecina y las fuerzas se agotan, sin esperanza ya de cosa mejor, no tengo más que exhibir la exigua cosecha que por casualidad he recogido”.

Este breve recorrido a través del personaje Daniel Salamanca nos conduce a la provisional conclusión de que gran parte de nuestra herencia política y cultural está cargada de posiciones ideológicas que marcaron hasta el día de hoy la forma de percibir nuestra historia. Es necesario hacer una revisión crítica y despojarnos de convencionalismos que sólo reflejan una parte incompleta y hasta tergiversada de todo nuestro acervo literario, histórico y político.

Algunos aforismos de Daniel Salamanca

"Es propio de la condición humana admirar precisamente lo que no entiende”.

"Todos son sensibles al dolor: sólo que las diversas clases de desgracias, afecta a todos diferentemente y en distintos grados”.

"La más fuerte voluntad, nunca hace plenamente lo que quiere. Hace lo que las circunstancias le permiten”.

"No tenemos por qué quejarnos del egoísmo humano: todos se preocupan de nosotros; y hasta nuestros enemigos, quisieran corregir nuestros defectos”.

"El más pequeño mal que se nos infiere, nos parece una monstruosa y horrible injusticia. Al contrario, nos hallamos dispuestos a considerar livianos los males ajenos, y a excusar y atenuar las injusticias que sufren otros”.

"Todos los que no son criticados, yerran. Los que no son vigilados, abusan. Los que son consentidos, se engríen. Los aplaudidos, se envanecen. Se necesita una verdadera superioridad de espíritu para salvarse de esas consecuencias”.

"Toda vez que experimentamos una desgracia o una contrariedad, necesitamos encontrar un culpable. Acusamos al viento si no hay otro”.

"En los intereses establecidos se halla la fuerza más poderosa de resistencia al bien”.

"El que no cambia en este mundo cambiante, perece. El que no sabe transformarse con los tiempos, tiene que ser eliminado por ellos”.

"Hay en algunas pulperías un expresivo letrero que dice: Hoy no se fía, mañana sí. Algún deseo tengo de comparar a ese letrero las promesas de dicha que la vida nos brinda”.

"De la ancianidad extrema se pide cordura. Es como pedir fuerza de la debilidad”.

"El hombre de más talento, según se lo ha dicho muchas veces hace un centenar de tonterías en su vida”.

"De las ruinas de una causa que se derrumba, se levanta siempre el polvo de las recriminaciones”.

"Nada más ridículo que un tirano, a quien se le va perdiendo el miedo”.

"Qué cosa no es efímera en la vida individual, si la vida misma es fugaz como un sueño”.

"Nuestra política es un campo del cual está en absoluto desterrada la moral”.

"En general, las cosas pasadas llegan a ser en el recuerdo no como fueron, sino como nos gustaría o como nos interesa que hubiesen sido”.

"El amigo político de hoy es el posible enemigo de mañana. Y viceversa. Deben tomarlo muy en cuenta todos los que obran por un cálculo de interés en la política. Ni entregar sus secretos al amigo, ni dar al adversario golpes que no puedan ser olvidados”.

"Es muy fácil ser un hombre hábil a la cabeza de un país poderoso. Lo difícil es serlo cuando se representa a un país débil”.

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