Al iniciar la fase y organización de la lucha armada, Tania era ya un engranaje indispensable en el desarrollo del trabajo urbano, aunque la idea del Che no era que participe directamente en las acciones
Víctor Montoya
Cuando Tamara Bunker (Tania) llegó a Bolivia en noviembre de 1964, con el nombre de Laura Gutiérrez, de nacionalidad argentina y profesión etnóloga, en la frontera andina se le anticipó un viento que hablaba la lengua aymara.
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Florentine Weihe interpreta a Tamara en un documental sobre la guerrilla en Bolivia |
Así, camuflada, se mantuvo por mucho tiempo, sin que nadie sospechara de ella, ni siquiera los presidentes René Barrientos Ortuño y Alfredo Ovando Candia, junto a quienes emerge su imagen en una fotografía captada durante una concentración campesina.
Un engranaje en el trabajo urbano de la guerrilla
Al iniciar la fase de preparación y organización de la lucha armada, Tania era ya un engranaje indispensable en el desarrollo del trabajo urbano de la guerrilla, aunque "la idea general de su utilización por el Che –recuerda Harry Villegas (Pombo)– no era de que participara directamente en la ejecución de acciones.
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Tamara Bunker ( tania ) en la década de 1960 |
En el campamento guerrillero
En diciembre de 1966, en vísperas de Año Nuevo, Tania y Mario Monje llegaron al campamento guerrillero, donde los esperaba el Che. Su llegada fue un verdadero júbilo para todos, no sólo porque la conocían desde Cuba, sino también porque llevó consigo grabaciones de música latinoamericana.
En esa ocasión, el Che habló primero con Tania y después con Monje. A Tania le dio la instrucción de viajar a Argentina para entrevistarse con Mauricio y Jozami, y citarlos al campamento.
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Tamara Bunker |
A lo que Monje contestó: mientras la guerrilla se desarrolle en Bolivia, "el mando absoluto lo debo tener yo (...) Ahora si la lucha se efectuara en Argentina, estoy dispuesto a ir contigo aunque nomás fuera para cargarte la mochila”.
Apenas Tania cumplió su misión, sorteando los diversos obstáculos, retornó acompañada, entre otros, de Ciro Bustos (sobreviviente de la guerrilla de Salta). Y desacatando las instrucciones del Che, quien le ordenó no regresar a Camiri porque corría el riesgo de ser detectada, condujo en su jeep a Régis Debray, Ciro Bustos y otros a la Casa de Calamina en Ñancahuazú.
El che le entregó su fusil M-1
Este fue su tercer y último viaje a la base guerrillera, puesto que a partir de entonces se incorporaría a la lucha armada. Es decir, a compartir con sus compañeros todo cuanto aprendió en Cuba. El Che, considerándola una combatiente más, le entregó un fusil M-1.
Su adaptación al medio geográfico fue asombrosamente rápida, a pesar del terreno abrupto. De acuerdo al relato de Harry Villegas (Pombo): "Había momentos en que hubo que colgarse por sogas –dice Pombo–, en que hubo que gatear, prácticamente, arañando sobre las rocas, y podemos decir con toda sinceridad que Tania lo hizo en muchísimos casos con más efectividad que algunos compañeros, que, siendo hombres, tampoco estaban adaptados a este tipo de condiciones de vida”.

A fines de agosto de 1967, la tropa guerrillera, comandada por Vilo Acuña Núñez (Joaquín), salió al río Grande y, orillándolo, llegó al cabo de una jornada a la casa de Honorato Rojas, de quien, meses antes, apuntó el Che en su diario: "El campesino está dentro del tipo; capaz de ayudarnos, pero incapaz de prever los peligros que acarrea y por ello potencialmente peligroso”.
Cuando la retaguardia contactó a rojas, nadie pensó que la delación de este cobarde los arrojaría bajo el fuego enemigo. En efecto, el día en que fue apresado junto a otros campesinos se comprometió a colaborar con las tropas del regimiento Manchego 12 de Infantería.
La emboscada en Vado del Yeso
Por la noche, los guerrilleros durmieron en la casa del campesino y, al despuntar el alba, se retiraron, previo al acuerdo de que al día siguiente los guiaría, por un paso corto, hacia el Vado del Yeso.
Esa misma noche, una compañía de soldados, dirigida por el capitán Mario Vargas, marchó en dirección al Masicuri Bajo. Al otro día, el jefe del destacamento discutió los últimos detalles del plan con Rojas. "Usted haga lo que los guerrilleros le han pedido –le dijo–. Pero hágalos cruzar el vado exactamente donde yo le diga y no más tarde de las tres”.

Los guerrilleros caminaron un trecho y, antes de que el sol declinara a su ocaso, el campesino se despidió dándoles la mano. Luego se alejó sin volver la mirada, mientras su camisa blanca servía como señal a los soldados agazapados en las márgenes del río, prestos a presionar el dedo en el gatillo.
El capitán Vargas, al detectar a los guerrilleros entre los árboles que sombreaban el sendero, levantó los prismáticos a la altura de sus ojos y divisó la imagen física de Tania; era una mujer blanca en medio de la estepa verde, delgada por las privaciones de la lucha. Llevaba pantalones moteados, botines de soldado, blusa desteñida, mochila y fusil al hombro.
La distancia entre las tropas se hizo cada vez más corta. Braulio se internó en la emboscada y los soldados apuntaron sus armas contra los guerrilleros.
La matanza a sangre y fuego
Braulio fue el primero en sentir el roce tibio del agua. Volteó la cabeza y, machete en mano, ordenó cruzar el río. Tania avanzaba en la retaguardia, antecedida por un guerrillero boliviano a quien el Che lo llamó "resaca”. Cuando se hubieron sumergido en el agua -excepto José Castillo-, con la mochila pesada y sosteniendo el arma sobre la cabeza, el capitán Mario Vargas impartió la orden de abrir fuego.
Los tiros vibraron como alambres tensos y, en medio de un torbellino de agua y cuerpos, los combatientes fueron cayendo en ademanes de fuga. Quienes no murieron en la primera descarga se dejaron arrastrar por la corriente o se zambullieron. Braulio, haciendo ágiles contorsiones, disparó contra un soldado que estaba en el flanco, mientras los otros fallecían dando tiros en el aire. Tania intentó manipular su fusil con destreza, pero una bala le atravesó el pulmón y la tendió sobre el remanso.
Entre las ropas chamuscadas, la sangre y los cadáveres quedaron dos prisioneros y otro que se escabulló en la maleza, hasta que una patrulla de rastrillaje dio con él y lo acribilló en el acto.
Al cabo de la masacre, los soldados, que disparaban todavía contra todo bulto que flotaba en el agua, no dieron con el cadáver de Tania. El médico José Cabrera Flores (Negro), al verla herida, quiere salvarla y se deja arrastrar por la corriente.
El médico sale a la orilla arrastrando el cuerpo de la guerrillera. Verifica que está muerta, abandona el cadáver y vaga por los senderos, hasta que lo encuentran por el rastreo de los perros. El médico es asesinado por el sanitario de la patrulla que lo capturó.
Los soldados prosiguen la búsqueda de Tania y, a los siete días, encuentran su cadáver en la orilla. Se encontró también la mochila, con algo que tanto quiso a lo largo de su vida: la música latinoamericana.
Concluida la misión, los soldados inician su marcha hacia Vallegrande, con los cuerpos de los guerrilleros atados a largas ramas.
El capitán Mario Vargas es condecorado con galones y promovido a mayor de ejército por su fulgurante carrera militar y, al mismo tiempo, es víctima de trastornos psíquicos y pesadillas angustiosas, en las que ve a Tania incorporándose con el fusil en alto, dispuesta a vengar su muerte.
Para saber un poco mas sobre eta guerrillera puede accesar
https://es.wikipedia.org/wiki/Tamara_Bunke
Para saber un poco mas sobre el Che Guevara puede acceder
https://es.wikipedia.org/wiki/Che_Guevara
Pra saber un poco mas sobre la guerrilla de Nancahuasu puede acceder
https://es.wikipedia.org/wiki/Guerrilla_de_%C3%91ancahuaz%C3%BA